El nuevo estadio deportivo de Salvador, proyectado para ser sede de juegos de la Copa Mundial de Fútbol de 2014 en Bahia, abre nuevos horizontes para la población, con oportunidades laborales e inserción social, y compromiso medioambiental, antes de su conclusión
Paulo Espírito Santo
Son cerca de las once de la mañana, del viernes 27 de abril, en la ciudad de Salvador, estado de Bahia. Hace mucho calor. La temperatura está a unos 33ºC. Casi no hay nubes en el cielo y una capa fina de polvo lo envuelve todo, penetrando en nuestros poros. Mirando desde arriba, parece que estamos ante un gigantesco hormiguero, por el intenso movimiento de hombres y máquinas, en un incesante vaivén. Toda esa actividad es causada por un poco más de 3000 hombres, contratados para esa etapa avanzada de las obras del nuevo estadio Fonte Nova.
La construcción es motivo de orgullo para la gente de Bahia, que en todo momento comentan que se trata del segundo estadio con las obras más avanzadas de Brasil, en una carrera contra el tiempo para recibir los juegos del Mundial de Fútbol de 2014. Con un avance constructivo de más del 60%, Fonte Nova está atrás apenas del estadio de Fortaleza, estado de Ceará, según el último informe de obras de la Fifa. «Pero al de Fortaleza solo lo están remodelando. No empezó de cero, como el nuestro», siempre aparece un baiano para poner las cosas en sus debidos lugares. En este momento, las obras, a cargo del Consorcio Fonte Nova Negócios e Participações S.A., formado por las empresas constructoras Norberto Odebrecht y OAS, están en la etapa de ejecución de la estructura. Las tribunas están prácticamente concluidas, alrededor del 95%, y la previsión es que estarán terminadas a fines de junio.
Regionalismo aparte, no se puede negar que estamos ante una obra grandiosa y ya victoriosa, si se consideran los grandes desafíos que han superado y los que todavía tienen por delante. Antes de empezar tuvieron que realizar la voladura del antiguo estadio Octávio Mangabeira, inaugurado en enero de 1951 y desactivado en 2007, después de la caída parcial de las tribunas superiores, por total falta de mantenimiento. En el primer semestre de 2010, demolieron, con un sistema mecanizado, el anillo inferior de las tribunas del Fonte Nova, el gimnasio de deportes Antônio Balbino y el parque acuático, que estaban ubicados al lado del estadio. Faltaba demoler la gran estructura del anillo superior del estadio, para lo que se eligió el sistema de voladura, por ser más seguro y económico. Aproximadamente 700 kilos de dinamita fueron suficientes para que todo tumbase en apenas 17 segundos, como planificado, el 29 de agosto de 2010.
El emplazamiento de la obra, en medio del centro urbano de Salvador, densamente poblado, cercado de edificios públicos y viviendas, contribuyó a que el trabajo de ingeniería fuera aún más desafiante. Se tomaron varias medidas para mitigar los riesgos, tales como el desvío y la reordenación del tráfico vehicular, la evacuación de la zona, el entrenamiento de la población vecina sobre, por ejemplo, los cuidados que debían tomar con las ventanas y los objetos que podían quebrarse. Se difundió exhaustivamente información acerca de los detalles del proyecto y las etapas en ejecución, a través de charlas, folletos distribuidos a la población, y reportajes realizados por los medios de comunicación masiva, como T.V., radios y periódicos. También se montó una estructura de atención médica para hacer frente a eventuales emergencias. Felizmente, el servicio de emergencia solo registró algunos casos de personas emocionalmente afectadas con la imagen del viejo estadio transformado en una montaña de escombros.
José Luis Góes, director de ingeniería del consorcio constructor afirma que la operación resultó exitosa. Tanto que se transformó en un «caso de éxito», exhibido constantemente por Arcoenge, empresa contratada para realizar la voladura, y Controlled Demolition Inc. (CDI), compañía estadounidense consultora de la operación.
El siguiente desafío fue aprovechar los residuos sólidos resultantes de la demolición de la antigua estructura. El aprovechamiento formaba parte de las premisas del programa de sostenibilidad de la obra establecido por el consorcio constructor. Nada menos que el 95% de todo el material –77 000 toneladas de hormigón y acero– fue reciclado. Todo el hormigón fue fragmentado en la misma obra y transformado en grava que se usó en el remplazo de suelos y la pavimentación de caminos y zonas de servicio, principalmente aquellos por donde circulan las grandes máquinas –en la obra trabajan grúas de 550 toneladas
De los residuos del hormigón separaron el acero y lo enviaron a plantas siderúrgicas próximas de la obra, para que lo reaprovechen como materia prima. El alto nivel de reaprovechamiento de material evitó que los camiones hicieran un sinnúmero de viajes para descartar el material en vertederos y rellenos sanitarios, reduciendo, de esta forma, la masa de gas carbónico lanzada al medio ambiente por los vehículos. Para José Luis Góes, todo eso significó un aprendizaje sobre sostenibilidad muy importante.
El avance de la obra impuso otro desafío: el de los cimientos. El terreno donde se construye tiene una topografía bastante accidentada (en desniveles) y está ubicado en un sitio geotécnicamente muy heterogéneo. Además, como el terreno está próximo al Dique Tororó, las napas freáticas están a escasa profundidad y por ese motivo fue necesario usar las más diversas soluciones para la cimentación.
Pero, el principal desafío del proyecto es la carrera contra el tiempo. Para entregar el estadio listo en diciembre de 2012, cuando la Fifa dará inicio a la fase de puesta en marcha del proyecto, se optó por montar una línea de fabricación de premoldeados en el obrador. «La estructura del estadio es mixta. Alrededor del 70% está compuesta por premoldeados y un 30% por moldeados in situ. Justamente, los pilotes periféricos son todos moldados in situ. Contamos con dos grandes socios que nos suministran los premoldeados fabricados fuera de la obra. Uno de ellos está en Simões Filho, área metropolitana del gran Salvador, y el otro en Recife, estado de Pernambuco. Montamos esa estructura porque tenemos que acelerar la obra para la Copa de las Confederaciones», dice José Luis Góes, e informa que ya tienen listas para instalar unas 2000 piezas premoldeadas.
Para darle más agilidad a la obra, la empresa Filirent instaló una planta de hormigón in situ. «Tenemos una planta con capacidad de producción nominal de 50 m3 /h. Se trata de una planta bastante grande, que satisface plenamente nuestras necesidades y nos permite mitigar cualquier riesgo de atraso en la ejecución de los trabajos, caso algún proveedor no cumpla con sus prestaciones. Tenemos autosuficiencia en el suministro de hormigón, destaca el director de ingeniería del consorcio Fonte Nova Negócios e Participações S.A.
Informa que en este momento se ha iniciado una etapa muy importante de la obra y que define su conclusión a fin de año, la construcción de la estructura de la cubierta. «Estamos comenzando a instalar los anillos de compresión de la cubierta. Y eso nos da la seguridad de que vamos a cumplir con el plazo final de la obra», afirma.
José Luis Góes explica que la solución de cubierta adoptada para el estadio Fonte Nova es inédita, nunca se ha hecho algo semejante en Brasil. «Es una tensoestructura que forma parte de una estructura metálica, pero que tiene un anillo de compresión formado por cables y una membrana atirantada. Como en Brasil no se produce ese material, el consorcio constructor decidió contratar la solución completa en el extranjero, en lugar de comprar las partes de la cubierta por separado. Al adquirir el paquete completo de soluciones, minimizamos los riesgos que se corren cuando se compra de proveedores diferentes. Como los cables son fabricados en Italia y la membrana en los Estados Unidos, por ejemplo, nosotros contratamos una empresa capaz de integrar todo eso.
Sostenibilidad medioambiental
Para los gestores de la construcción del nuevo estadio Fonte Nova, no bastaba con destinar de forma correcta los residuos sólidos resultantes de la demolición de la estructura antigua. Contrataron una empresa de consultoría para cumplir con otros requisitos que les permitiera obtener la certificación LEED, que otorga la organización no gubernamental Green Building Council (CGB) a proyectos medioambientalmente sostenibles.
La primera meta de los gestores ya se hizo realidad: suman 45 puntos de los 110 posibles. Desde mayo de 2010, toda la arcilla que se retira de la obra se destina a cubrir rellenos sanitarios. La tierra es reaprovechada en diversos proyectos sociales, como huertas comunitarias. El único residuo que no se aprovecha es el de los efluentes sanitarios. Incluso la cubierta del estadio se construirá con una membrana translúcida, que proporcionará una iluminación más natural y un ahorro de energía significativo. El tipo de estructura utilizada en la cubierta reducirá el consumo de acero entre un 30 y un 40%. En la concepción del proyecto se ha tenido en cuenta la captación de agua de lluvia que se usará para la limpieza de las instalaciones, el riego del césped y en los aparatos sanitarios y de energía solar para el calentamiento de agua. Para ello, el agua de lluvia colectada por la cubierta del estadio será desviada a un gran tanque y destinada a la reutilización. Lo mismo ocurrirá con el agua de drenaje del campo de fútbol. La capacidad total de almacenamiento de agua de lluvia en el proyecto del estadio Fonte Nova es de 698 060 litros, anualmente se captarán 37 000 m³ de agua pluvial con el sistema, lo que representará un ahorro del 72% en épocas de lluvias y del 24% en períodos de sequía.
Además, el estadio será equipado con lámparas de bajo consumo de energía y artefactos sanitarios de bajo consumo de agua.
El proyecto contempla también lugares preferenciales en los estacionamientos para los vehículos de baja emisión de CO2, como los «flex», que funcionan con etanol, y los que transporten más de un pasajero.
El consumo de energía eléctrica del Arena Fonte Nova fue optimizado, en comparación con una instalación estándar industrial. El nuevo equipamiento va a utilizar lámparas más eficientes y durables, del tipo T-5 de 25 W, lo que generará un ahorro de energía de un 35%. Usando reactores electrónicos en lugar de reactores electromagnéticos, se logra un ahorro energético de aproximadamente el 30%. Se estima que el ahorro total será de aproximadamente el 32,5% con el uso de lámparas T-5 de 25 W y reactores electrónicos, en comparación con el sistema tradicional (T-10 de 40 W) con reactores electromagnéticos. El grado de eficiencia energética de los proyectores que iluminarán la cancha es muy alto.
El consorcio constructor estima que, en siete años y medio se recuperarán todas las inversiones que se están realizando con las iniciativas sostenibles.
Sostenibilidad social
Paralelamente a las medidas de reducción de los impactos medioambientales, el consorcio responsable de las obras del Fonte Nova ha implementado una serie de programas sociales. Uno de ellos es el Programa de Inclusión de Personas sin Techo. En asociación con la Comunidad «Igreja da Trinidade», el consorcio desarrolló un programa que contempla la identificación, la cualificación personal, la creación de un medio autosostenible y la capacitación profesional. En la primera etapa se admitieron 25 personas, que vivían en la calle, para trabajar en las obras como ayudantes de producción En la segunda, se capacitaron otras 88 personas en oficios como de albañilería, carpintería de obras, montaje de andamios y peluquería.
También se desarrolló en asociación con la Secretaría de Justicia del estado de Bahia, un programa de capacitación y aprovechamiento especial para personas oriundas del sistema carcelario que cumplen pena bajo el régimen semiabierto. Además de recibir salarios, los presos tendrán tres días de la pena descontados por cada día trabajado.
El consorcio también implementó acciones destinadas a fomentar la inserción digital, como el Curso de Alfabetización Digital donde se imparten nociones básicas de Internet, Word, Windows y Excel, de 15 horas de duración. El objetivo es estimular la democratización del acceso a la información y la comunicación digital, y abrir nuevas perspectivas para el mercado laboral. El curso beneficiará a 200 personas con ingresos inferiores a dos salarios mínimos que viven en los alrededores de la obra. Hasta el momento, 26 personas ya concluyeron el curso.
El estadio Fonte Nova en asociación con la Secretaría Municipal del Trabajo, Asistencia Social y Derechos del Ciudadano (SETAD) y la Secretaría del Trabajo, Empleo, Renta y Deporte del Estado (SETRE), realizó el Programa Federal Próximo Paso, que imparte cursos de profesionalización para el sector de la construcción civil (ayudante de albañilería, ayudante de carpintería, carpintero, armador, albañil y montador de andamios) dirigido a personas que viven en las proximidades de la obra y están inscriptas en el programa del gobierno nacional «Bolsa Familia». Más de 120 personas participaron en los cursos, 24 de los que ya lo completaron fueron contratados y están trabajando en las obras del estadio, otros 7 están haciendo las gestiones de admisión.
El consorcio también hizo un convenio con la ONG Proyecto Axé, situada en el centro histórico de Salvador, para enviarle todos los uniformes usado por el personal de la obra para que la organización los transforme en bolsos, mochilas, portamonedas, etc. La venta de los objetos redunda en beneficios para la ONG y sus asociados.
APP con 35 años de validad
El proyecto del estadio Fonte Nova es una concesión del gobierno del estado de Bahia, bajo la modalidad de Asociación Público-Privada (APP). El concesionario es Fonte Nova Participações, que cuenta con la participación de las empresas OAS y Odebrecht. Además de construir el estadio, el consorcio se adjudicó su operación y explotación comercial durante 35 años. Para dar sostenibilidad financiera al proyecto, garantizando el retorno de las inversiones, el consorcio está desarrollando el concepto de estadio multiuso, de manera a que se lo pueda usar tanto para encuentros deportivos como para conciertos, shows y otros tipos de eventos.
En un mismo lugar, baianos y visitantes podrán disfrutar de un programa variado, que incluirá eventos de pequeña, mediana y gran envergadura: conciertos nacionales e internacionales, exposiciones fotográficas, reuniones de negocios, congresos, conferencias, exhibición y competencia de deportes extremos, fiestas de casamientos, egresados etc. (esas son algunas de las ideas de eventos que se están estudiando). La meta es tener un calendario con 80 eventos al año.
La capacidad del estadio, prevista en el proyecto original, es de 50 000 espectadores, considerando los asientos de las plateas y los palcos VIP. Pero se están incorporando al proyecto más 5500 asientos removibles para aumentar la capacidad y poder recibir juegos con una gran demanda de público. Antes de aprobar la colocación de los asientos extras, se llevó a cabo un estudio para verificar la capacidad posible, sin sobrecargar la estructura del estadio.
Como el proyecto del nuevo estadio mantuvo el partido arquitectónico del estadio antiguo, que tenía la forma de una herradura, con la abertura orientada hacia el Dique Tororó, se instalarán los asientos removibles en la abertura de la herradura donde no hay tribunas. El proyecto incluye la construcción de edificios con estacionamiento, shopping, hoteles y casa de shows.
Las cifras del Fonte Nova
• Presupuesto original: 597 millones de reales, de los cuales 323,6 millones corresponden a recursos aportado por el gobierno nacional.
• 50 000 asientos fijos;
• Aproximadamente 5500 asientos extras;
• 2100 asientos Vip;
• 71 palcos con 1000 asientos;
• 94 sanitarios, 23 para personas con discapacidad;
• 39 locales gastronómicos;
• 1 restaurante panorámico;
• 1 sala de prensa;
• Estacionamiento cubierto con capacidad para aproximadamente 2000 vehículos;
• 1 museo del fútbol;
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