Bajo peso, flexibilidad, belleza, ahorro de costos y rapidez son los atributos que hacen que el acero sea la mejor opción para las obras del Mundial de Fútbol 2014 y de infraestructura, en este nuevo ciclo de desarrollo de Brasil
Si bien el uso del acero en la construcción se vincula a conceptos de modernidad, innovación y vanguardia, reflejados en obras de gran expresión arquitectónica, el uso de estructuras metálicas en la construcción no ha alcanzado, en Brasil, el mismo nivel de proyección que ha obtenido en otros países. En los Estados Unidos, se empezaron a construir los primeros edificios con estructuras de acero en 1870 en grandes ciudades como Chicago, Nueva York, Detroit y St. Louis. En Brasil, el primer edificio de varios pisos, con estructura de acero, se levantó 84 años más tarde, al construirse el Edificio Garagem América en São Paulo, en 1954.
Estamos en el siglo XXI y, a pesar de las reconocidas ventajas de este método de construcción, los edificios con estructura de acero no son muy numerosos en Brasil. ¿Este modo de construcción no «cuajó» por mero prejuicio o es que hay restricciones técnicas, legales o de disponibilidad de materiales que impidieron que creciera en el país? Este será el tema principal de los debates que sin duda tendrán lugar en la Ciudad del Acero, uno de los salones temáticos especiales de la Construction Expo 2011 - Feria Internacional de Soluciones para Obras e Infraestructura, la nueva feria que promueve Sobratema y que se celebrará del 10 al 13 de agosto en el Centro de Exposiciones Imigrantes de la ciudad de São Paulo.
Paulo Tomazelli, director ejecutivo del Centro Brasileño de la Construcción en Acero (CBCA), opina que no hay restricciones técnicas, legales o de disponibilidad de materiales que impidan el uso a gran escala de esta tecnología, que lo que existe es una limitación de orden cultural.
En Brasil, hasta la década de 1980, explica, no se conocía bien el uso de las estructuras metálicas. «En el área de la construcción de viviendas, los arquitectos, ingenieros y mucho menos los propietarios ni siquiera se plateaban la posibilidad. Factores histórico-culturales derivados de la falta, por entonces, de productos siderúrgicos adecuados influenciaron esta realidad. Por este motivo y por la historia de uso de mano de obra barata en el país, por lo general usada en la construcción convencional, la construcción en hormigón representa lo tradicional en Brasil.»
Luiz Carlos Caggiano, presidente de ABCEM, dice que, más que una cuestión cultural y de prejuicio, el problema radica en la formación universitaria, o bien, la falta de ella, ya que no se dictan suficientes cursos sobre el uso de estructuras metálicas. «De modo que el problema central es la falta de mano de obra capacitada para trabajar con el sistema. En los últimos cinco años, el trabajo de ABCEM consistió precisamente en aportar información sobre esta tecnología a las universidades. Por lo general, los ingenieros saben usar, calcular y construir en hormigón, pero casi no tienen información sobre estructuras metálicas. Hoy en día hay pocos profesionales que saben cómo hacer proyectos con estructuras metálicas», critica.
Cita a Siegbert Zanettini, a modo de ejemplo de arquitecto que estudió, investigó, buscó información, se interiorizó y concentró un nivel único de conocimientos en este ámbito. También relata su propia trayectoria: «Me gradué hace 35 años y, en aquella época, en la facultad, teníamos 32 horas de clase sobre estructuras metálicas, en comparación con tres años dedicados al hormigón, aprendiendo a calcular y trabajar con él.» Según su opinión, la situación está cambiando, pero es necesario acelerar el cambio.
Tomazelli reconoce que las empresas constructoras y los inversores todavía carecen de conocimientos con respecto a las ventajas del acero en la construcción y también con respecto a lo que representa en términos de precisión, seguridad, y reducción del tiempo de trabajo y el consiguiente ahorro de costos. Carencia que dio lugar a la consolidación de mitos relacionados con las interfaces de materiales, protección contra incendios y corrosión, por ejemplo. Pero cree que el desconocimiento está disminuyendo en función de las innegables ventajas del uso de estructuras de acero. «Afortunadamente, este método de construcción ha avanzado de forma innegable en cuanto solución estructural para todos los tipos de edificios, ya sean industriales, comerciales o de vivienda», destaca.
Caggiano está de acuerdo en que actualmente asuntos tales como el desperdicio se tienen más en cuenta. «En la década de 1990 ni siquiera se pensaba en ello, ya que a pesar de todas las pérdidas, debido a la mano de obra barata, la construcción en hormigón resultaba un 50 % más barata que la obra con estructura metálica. Ahora, eso ha cambiado: la mano de obra se ha vuelto escasa y cara, y es necesario controlar los costos. Pero el mercado es aún pequeño, concentrado en pocas empresas y algunos arquitectos, por lo que es necesario hacer este trabajo de difusión, presentar esta cultura en las facultades, demostrar cómo trabajar con el acero», dice.
El presidente de ABCEM hace notar que en el mercado europeo, especialmente en Inglaterra, y en los Estados Unidos, el consumo anual de acero para la construcción es de alrededor de 100 kg por habitante, mientras que en el Brasil es de menos de 12 kg. «Por lo tanto, todo profesional que se dedique a este tema tiene muchas oportunidades para crecer en el mercado, tiene mucho terreno, puesto que este mercado tiende a duplicarse. Las oportunidades de carrera son muchas, debido a que el sector en su conjunto tiene una considerable falta de profesionales que entiendan del asunto. Prácticamente no hay ingenieros calificados en este ámbito.»
Ventajas demostradas
Tratando de eliminar las resistencias culturales, CBCA ha publicado manuales y varios documentos técnicos sobre los temas, que están disponibles en su sitio web. Un ejemplo es la publicación de la «Guía Brasil de la Construcción en Acero», que proporciona información al mercado sobre la cadena de producción de acero. Las actividades de CBCA tienen por objeto destacar las ventajas de adoptar este sistema de construcción en vez del llamado método convencional.
Según Tomazelli, en la construcción en acero se puede reducir hasta en un 40 % el tiempo de trabajo en comparación con los procesos convencionales, ya que se fabrican las estructuras al mismo tiempo que los cimientos, lo que le permite trabajar simultáneamente en varios frentes de obra. El obrador ejerce menos impacto, en comparación con el de la construcción tradicional, ya que sus componentes provienen de la fábrica y solo se montan en la obra. «En función de la mayor velocidad de ejecución, se obtendrán ganancias adicionales en virtud de la entrega anticipada del inmueble, por lo que se recuperará antes el capital invertido. El ahorro de tiempo permite la reducción de los costos de financiación e indirectos relativos a la obra», dice.
También afirma que el acero garantiza la exactitud de las medidas, lo que reduce el desperdicio y facilita la inserción de los otros elementos de la construcción. Dependiendo del sistema que se adopte, puede usarse en los más variados tipos de terreno con pendientes, lo que evita el gasto de movimiento de tierras y relleno, de modo que requiere poca intervención en la naturaleza. En los grandes centros urbanos, con altos niveles de embotellamientos y dificultades en la movilidad, permite una menor manipulación de cargas, lo que contribuye a reducir las emisiones de CO2. Por otra parte, el acero es totalmente reciclable y su proceso de producción es ecoeficiente.
«Las obras construidas en acero ejercen un menor impacto negativo sobre el medioambiente en lo concerniente a uso de energía, consumo de materia prima, generación de residuos e impacto producido por el obrador (residuos, emisión de polvo, tránsito y emisiones auditivas). La construcción en acero ahorra agua, justamente ahora que este recurso es cada vez más escaso. Las estructuras de acero consumen solo un 6,3 % del ciclo de vida total de la energía de una vivienda, el resto es consumido por la climatización y la iluminación. Además, la construcción de una casa de 200 m2 con estructura de acero, por ejemplo, puede generar solo un metro cuadrado de residuos reciclables», calcula el director de CBCA.
Otra ventaja que menciona es que el obrador es más organizado debido, entre otras cosas, a que no hay grandes depósitos de arena, grava, cemento y madera, lo que reduce, además, el inevitable desperdicio de estos materiales. Las estructuras de acero y los sistemas industriales complementarios requieren menos transporte de entrada a la obra y casi ningún transporte de salida, levantan edificios más livianos y con menos energía contenida en su masa total (demanda de energía para el funcionamiento del edificio y sus partes), que son conceptos que se tienen en cuenta cada vez más en los proyectos urbanos. «El entorno limpio también ofrece mejores condiciones de seguridad para los trabajadores y contribuye a la reducción de los accidentes laborales.»
Tomazelli descarta la hipótesis de que en Brasil hay una fuerte resistencia a la construcción con estructuras metálicas debido a la posibilidad de colapso de la estructura producido por altas temperaturas en caso de incendios graves. «Este riesgo corren todos los tipos de estructura. El correcto diseño y ejecución, teniendo en cuenta las necesidades de protección estructural, determina la durabilidad de la construcción, sin importar el método de construcción utilizado», dice y añade que «hay normas y productos que permiten garantizar la integridad del acero, recubrimientos que ofrecen entre 30 minutos y 2 horas de integridad, dependiendo del diseño, el costo y la necesidad, pero es posible dar tiempo para evacuar el edificio si se toman las medidas apropiadas.»
Estructuras compuestas
Para muchos técnicos y representantes de la comunidad universitaria que participan en este debate, la adopción de estructuras compuestas es una alternativa para proceder a un cambio en la cultura y abrir campo para el uso de estructuras metálicas en la construcción en Brasil. Tomazelli es de la misma opinión. «Las estructuras compuestas se usan cada vez más a nivel mundial y pueden ayudar a cambiar la cultura actual de la construcción en nuestro país.»
Las estructuras compuestas están constituidas por la combinación de perfiles de acero y hormigón estructural para que los materiales trabajen en conjunto para resistir los esfuerzos a que van a ser sometidas. De este modo, es posible aprovechar las mejores características de cada material, tanto en elementos lineales, tales como vigas y pilares, como en las losas y elementos de fijación.
El uso de elementos compuestos y, en consecuencia, de sistemas compuestos de acero-hormigón, amplía enormemente el conjunto de soluciones en hormigón armado y en acero. En general, el uso cada vez más extendido de estructuras compuestas se puede atribuir a varios factores, tales como la creciente necesidad de grandes espacios abiertos en cada piso, que tiene como resultado grandes vanos para las vigas, un aumento de la fuerza vertical sobre los pilares y un mayor espaciamiento entre ellos.
Caggiano resume lo que piensa acerca de ello en una frase: «El acero no puede vivir sin el hormigón, la solución compuesta es ciertamente la mejor.»
Se espera que la multiplicación del uso del método de construcción compuesto promueva una transición saludable de la construcción convencional a procesos más modernos, sobre todo en este momento en que la industria de la construcción debe desempeñar un papel importante en el nuevo ciclo de desarrollo de Brasil.
La celebración del Mundial de Fútbol 2014 promete ser una puerta abierta a la consolidación del uso del acero como elemento principal en la construcción civil de Brasil. Arquitectos, ingenieros e inversores encaran el desafío de usar materiales ecológicamente adecuados, que cumplan con los principios de la sostenibilidad, pero que también sean económicos y garanticen la rápida ejecución de los proyectos, sin sacrificar la seguridad. Los requisitos de la FIFA establecen una lista de «objetivos ecológicos» que deben alcanzarse. Y el uso del acero en la construcción permite la ejecución de estructuras más livianas, que requieren menos profundidad de los cimientos. El acero también ayuda a acelerar el trabajo y reduce significativamente el desperdicio de materiales y la cantidad de escombros y otros residuos en los obradores. Por todo lo anterior, es posible que le haya llegado la hora al acero en la construcción brasileña.
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