Mucha política y poca competencia técnica dificultan la universalización de los beneficios en el País
Con un Producto Interno Bruto (PIB) nominal de aproximadamente US$ 1,8 trillón, Brasil ya es la octava mayor economía del mundo, según datos de la agencia Bloomberg. Sin embargo, irónicamente, el País ocupa la 67a posición en el ranking mundial de países con acceso a saneamiento, conforme datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La lista incluye 177 países investigados en todo el mundo, en 2008. Estas cifras comprueban que, en Brasil, hay un abismo que separa el crecimiento económico del desarrollo social. Gran parte de la población brasileña no tiene acceso a los beneficios que la economía en expansión puede generar.
Datos del Ministerio de las Ciudades muestran que menos del 44% de la población brasileña está conectada a una red de saneamiento y solamente un tercio de las aguas residuales recolectadas recibe tratamiento. Cerca del 25% de los municipios brasileños tiene problemas de falta o racionamiento de agua, 10 millones de personas no tienen acceso al agua potable, 74 millones no tienen recolección de aguas residuales y 98 millones no disponen de tratamiento para el agua residual. Con ese panorama, el País figura en el “Ranking de la Vergüenza”; y entre las naciones con más personas sin cuartos de baño hay 13 millones de brasileños. Como consecuencia directa de este abandono, mueren siete niños por día, víctimas de enfermedades transmitidas por las aguas residuales, son 2.100 niños por año. En el ranking de la mortalidad infantil, causada por la calamidad de la falta de saneamiento y de agua tratada, Brasil está en el 104º lugar.
Estudios realizados por el Instituto Trata Brasil – Organización de la Sociedad Civil de Interés Público (OSCIP) que busca coordinar una amplia movilización para que el país pueda alcanzar la universalización del acceso a la recolección y tratamiento de aguas residuales indican que niños atacados frecuentemente por esos males pierden un 18% de su capacidad de aprendizaje.
Los niños son las principales víctimas, pero no las únicas. Los adultos también padecen los males resultantes de la falta de saneamiento básico. Sólo en el año 2009, 217 mil trabajadores faltaron al trabajo para ir a centros de salud para recibir atención médica para ellos o para sus hijos. Eso equivale a R$ 240 millones de horas pagas sin trabajo; y prueba que, incluso desde el punto de vista del capitalismo más salvaje, el drama de la falta de saneamiento no es interesante para nadie.
También de acuerdo con el Ministerio de las Ciudades, es necesario invertir R$ 270 billones para universalizar el saneamiento básico en Brasil. Un estudio de la Asociación Brasileña de Infraestructura e Industrias de Base (Abdib) informa que el volumen de inversiones en el sector en 2009 fue de R$ 6,8 billones en todo el País, el mayor de los últimos años, gracias al Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC) del Gobierno Federal, pero todavía está muy distante de lo que es realmente necesario, aproximadamente R$ 13,5 billones/año, durante 20 años, para llegar a la universalización de los servicios.
Según el presidente de Trata Brasil, Édison Carlos, sólo la sociedad puede cambiar el cuadro actual. “Nuestra percepción es que, mientras las personas no comprendan la importancia del saneamiento y lo consideren una prioridad en el momento de votar, las inversiones necesarias no se realizarán con rapidez suficiente para el País”.
Para Yves Besse, presidente de la Asociación Brasileña de las Concesionarias Privadas de Servicios Públicos de Agua y Saneamiento (Abcon), además de la presión social, una solución para acelerar ese ritmo sería la de aumentar la participación de la iniciativa privada en el sector, por medio de Alianzas Público Privadas (APPs) o por concesiones. Actualmente, los recursos privados representan apenas el 5% del total. Esa participación creciente, según Besse, que también preside la CAB Ambiental, de Galvão Engenharia, sería fundamental para suplir la falta de capacidad técnica de los municipios para planificar y gestionar los servicios de saneamiento. Él también revela que incluso con la liberación de mayor volumen de recursos para inversiones en saneamiento, gracias al PAC, muchos municipios no pudieron acceder a los recursos, por incapacidad técnica para elaborar proyectos de inversión en saneamiento.
Afirma Besse: “No faltan recursos para financiar los programas, sino competencia y voluntad política, y por este motivo las inversiones en programas capaces de reducir el déficit marchan a un ritmo muy lento. Sin embargo, somos optimistas y tenemos en Abcon la perspectiva de alcanzar más o menos un 30% de la población urbana brasileña hasta 2017, o sea, 45 millones de personas, por medio de alianzas público privadas”. Para el presidente de Abcon, es preciso hacer menos política con saneamiento y emprender más acción efectiva en esa área.
Según el Instituto Trata Brasil, en Brasil se logró mejorar el alcance de la prestación de los servicios de recolección y tratamiento de aguas residuales cuando se retomaron las inversiones en el sector, desde la creación del Ministerio de las Ciudades en 2003, pero no avanzará sin el comprometimiento de las alcaldías. El instituto evaluó los servicios prestados en 79 ciudades brasileñas, con más de 300 mil habitantes, y concluyó que las ciudades que presentan los mayores problemas sociales provenientes de la falta de esos servicios reúnen cerca de 70 millones de personas en el País.
El estudio reveló que entre 2003 y 2007 hubo un avance del 14% en el servicio de aguas residuales en las ciudades observadas y del 5% en su tratamiento. A pesar de esto se arrojan al medio ambiente todos los días 5,4 billones de litros de aguas residuales sin ningún tratamiento, procedentes de diversas localidades, contaminando el suelo, los ríos, manantiales y playas del país, con impacto directo en la salud de la población. La base de datos consultada para señalar este avance se extrajo del Sistema Nacional de Información sobre Saneamiento (SNIS), divulgada por el Ministerio de las Ciudades, y que reúne informaciones de los servicios de agua y saneamiento, suministradas espontáneamente por empresas prestadoras de los servicios en esas ciudades. La serie se cierra en 2007, siendo la última y más actualizada información oficial disponible en el país, divulgada por el Ministerio de las Ciudades, el 23 de abril de aquel año.
Para el instituto, este avance refleja no sólo el reinicio de las inversiones, con la creación del Ministerio de las Ciudades, sino también la prioridad dada al saneamiento como política de Estado, a partir de 2007.
El primer paso del estudio, iniciado en 2003, fue detectar la superficie de cobertura de la red de agua y el volumen de agua residual que la población de cada una de esas ciudades generaba. Posteriormente a ese análisis, se evaluaron indicadores relacionados con la oferta de los servicios, con la eficiencia de los operadores, municipales, provinciales y privados, la política tarifaria practicada y las inversiones realizadas en ese período. Para cada indicador, el estudio determinó un ranking, por cada año de evolución de los servicios en esas 79 localidades.
El estudio consideró la población total que disponía de agua tratada y de red de saneamiento; tratamiento de agua residual por agua consumida; índice total de pérdida de agua tratada, que demuestra la eficiencia del operador, calculado con base en los volúmenes totales de agua producida y de agua facturada; tarifa media practicada en los servicios, que corresponde a la relación entre los ingresos operacionales directos del prestador del servicio y los volúmenes facturados de agua y de saneamiento en la ciudad; además del volumen de inversiones en relación con la generación de caja de los sistemas, que comprende la recaudación sin gastos operacionales.
El resultado final de cada año se calculó sumando la posición de cada ciudad en cada indicador. En recolección de agua residual y en agua residual tratada por agua consumida se adoptó peso 2 por ser los indicadores que generan los mayores impactos negativos tanto sociales como ambientales.
El mismo criterio se adoptó para los ejercicios anuales siguientes con la finalidad de comparar los avances y retrocesos de cada ciudad durante los cinco años de observación.
Las mejores y las peores en el saneamiento
Entre las diez ciudades brasileñas que presentan los mejores indicadores o entre las peores, se encuentran operadores municipales, provinciales y privados. Esto prueba que no es el modelo de gestión el que determina la prestación eficiente, pues existen buenos y malos operadores en las tres situaciones observadas. Lo que hace la diferencia es la prioridad política y la importancia que tanto los gestores públicos como la propia población dan al saneamiento exigiendo una prestación de servicio eficiente y de calidad.
El ranking muestra que en el conjunto de los indicadores evaluados están entre las mejores ciudades del País: Franca (SP), en primer lugar, con operación provincial y población de 319 mil habitantes; Uberlândia (MG), en segundo lugar, con operación municipal y población de 608 mil habitantes; Sorocaba (SP), en tercer lugar, también con operación municipal y población de 559 mil habitantes; Santos, en el litoral paulista, en cuarto lugar, con operación provincial y población de 418 mil personas; Jundiaí (SP), en quinto lugar en el ranking, con operación municipal y población de 342 mil habitantes; Niterói (RJ), en sexto lugar, con operación privada y población de 474 mil personas; Maringá (PR), con operación provincial y población de 325 mil personas; Santo André (SP), con operación municipal y una población de aproximadamente 667 mil personas; Mogi das Cruzes (SP) con población de 362 mil personas y operación municipal; y Piracicaba (SP), con aproximadamente 358 mil habitantes y también con operación municipal en la prestación de los servicios.
Entre las mejores ciudades están tres con operaciones interproviciales, seis con operaciones municipales y una con operación privada.
La explicación de cómo estas ciudades llegaron a ocupar los primeros lugares en el ranking, radica en que todas realizaron inversiones continuas en los servicios recolección y tratamiento de aguas residuales en el período evaluado. La ciudad de Uberlândia es uno de los ejemplos: en 2003 estaba en 51o lugar, perjudicada por no haber suministrado las informaciones al SNIS; y saltó para el segundo lugar en 2007 como resultado de la adopción de una política de inversiones anuales continua, de aproximadamente el 50% de los ingresos generados por la operación del sistema. Lo mismo sucedió con Franca, que ocupaba el 25o lugar en 2003, e invirtió el 203% en el primer año de la serie, y mantuvo la regularidad de las inversiones con el 115% en 2004, el 335% en 2005, el 334% en 2006 y el 290% en 2007.
Las diez últimas ciudades en el ranking indican la falta de inversión o su disminución progresiva año a año, durante el período observado. Están entre las peores: Macapá (AP), con población de 344 mil habitantes; Canoas (RS), que abastece con agua al 93% de la población de cerca de 326 mil habitantes y atiende apenas al 13% con recolección de aguas residuales; São João do Meriti (RJ), con el 0% de red de saneamiento y una población de 464 mil personas; Jaboatão do Guararapes (PE) con apenas el 14% de servicio de saneamiento para una una población de 665 mil personas; Belém (PA) con más de 1 millón de habitantes y el 6% de servicio de saneamiento; Cariacica (ES), con población de 356 mil habitantes y atención al 14% con saneamiento; Porto Velho (RO) con el 0% de aguas residuales tratadas para una población de 369 mil habitantes; Nova Iguaçu (RJ) sin servicio de saneamiento, así como Duque de Caxias y São Gonçalo, también en el Estado de Rio de Janeiro, que ocupan la última posición.
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