Jirau avanza y ya impone transformaciones profundas en la región de influencia de la obra, sito en Rondonia
La historia del estado de Rondonia ha estado siempre marcada por ciclos de desarrollo. Esto no es de ninguna manera nuevo. Pero el presente ciclo de expansión de toda la zona, impulsado por la construcción de las centrales hidroeléctricas de Jirau y Santo Antônio, implica algo nuevo: la preocupación por el crecimiento sostenible y la búsqueda de coherencia entre la creación de riqueza y el desarrollo social. Es una zona de importancia estratégica, tanto desde el punto de vista de la seguridad nacional, por su ubicación en la frontera con Bolivia, como por su relevancia en los proyectos de desarrollo de la región norte de Brasil, donde se encuentra la cuenca del Amazonas.
Sin conocer la zona, no es fácil comprender su historia. Para quienes están acostumbrados a la realidad urbana de las regiones Sur, Sudeste y Noreste, Rondonia es casi otro país, tanto por su dimensión territorial como por su geografía poco común, marcada por una de las mayores bellezas naturales de Brasil: el río Madeira. Cuando se llena con las lluvias, en la dirección opuesta al delta, el Madeira es invadido por las aguas del río Amazonas y sube unos 17 m, de modo que anega y cubre toda la llanura que lo rodea, formando playas, bosques fluviales y un sinnúmero de cascadas.
Ahora, una vez saturado el potencial hídrico de las otras regiones, se empieza a aprovechar esta cuenca hidrológica para satisfacer la creciente demanda de energía del país. También es necesario mejorar el suministro de energía en la región Norte, que es la que más depende de la energía termoeléctrica, más cara que la hidroeléctrica y, para peor, contaminante.
Con estas justificaciones, se diseñó el Complejo Hidroeléctrico del Río Madeira, compuesto por dos centrales de gran envergadura: las centrales de Jirau (3300 MW) y Santo Antônio (3150 MW). Con el avance de la frontera eléctrica, se reduce el sistema aislado y el gasto de los encargos referentes a la Cuenta de Consumo de Combustible (CCC), un subsidio para disminuir las tarifas de las centrales termoeléctricas que abastecen la región amazónica.
«Fiebre del oro»
Tan pronto comenzó en 2008 la «fiebre» de la energía en Rondonia, al empezar la construcción de las dos centrales hidroeléctricas al mismo tiempo, el estado volvió a ser la meca de quien buscaba empleo y atrajo trabajadores de todas las regiones de Brasil. Se estima que, en conjunto, las dos obras cuentan con 30 000 a 40 000 empleados, sin mencionar las otras personas que vinieron atraídas por la afluencia de la masa salarial derivada de las grandes obras, que, en el caso de Jirau, se calcula en 40 millones de reales al mes.
No es coincidencia que, al cierre de 2009, el Producto Interior Bruto (PIB) de Rondonia ascendiera a 20 236 millones de reales, cifra que representa un aumento del 7,3 % respecto a 2008, año en que creció solo un 3,2%, según la Secretaría de Estado de Planificación y Coordinación General de Rondônia. A pesar de que representa solo el 0,62 % del PIB de Brasil, Rondonia fue el estado con el mayor crecimiento. En la región Norte, el crecimiento fue del 0,84 % y Rondonia representa el 12,40 % del PIB de la región. El ingreso per cápita creció un 12,3 % en relación con el año anterior y se situó en 13 456 reales, de modo que el estado mantuvo su posición en la clasificación nacional.
El sector industrial tuvo el mejor crecimiento real, un 14,9%, que representa un 12,3 % del Valor Agregado del Estado. El crecimiento fue impulsado principalmente por el sector de la construcción civil. Además de las centrales hidroeléctricas, el estado ha atraído otras inversiones, especialmente en las áreas cementera, metalúrgica y mecánica, por no hablar de la expansión inmobiliaria en la capital del estado.
Una nueva ciudad
Al igual que una nueva selva renace cada vez que crece el río Madeira, un nuevo Porto Velho resurge en la planicie amazónica. Para aquellos que han estado allí dos veces en seis meses, es un paisaje nuevo e impactante trazado por hoteles de banderas internacionales en construcción, edificios y barrios privados de alta gama y el aumento de las obras en toda la ciudad, con la remodelación de edificios antiguos que se modernizan para recibir la afluencia del turismo de negocios.
Pero aún falta preparar Porto Velho para el gran cambio que experimentará su economía por el cobro de regalías sobre las dos centrales hidroeléctricas. Los pobladores locales se quejan de la falta de escuelas, transporte público, instalaciones de esparcimiento, saneamiento básico, atención a la salud y políticas de incentivo a la creación de ingresos y protección de la juventud contra las drogas y la prostitución. En lo concerniente al Índice de Desarrollo de la Educación Básica (Ideb), los estados de la región Norte, que abarca Rondonia, tienen los índices más bajos del país. Según el estudio, la nota relativa al primer ciclo de la educación básica (del primero al cuarto año) de todos los estados de la región está por debajo de la nota promedio del país.
Jirau, un punto de inflexión
El Ing. José Antônio Clarete Zanotti, gerente de ingeniería y planificación de Camargo Correa, empresa constructora a cargo de las obras de la central de Jirau, llegó a la región en 2008. «Jirau es un desafío tras otro», resume. El primero fue precisamente la llegada a la zona donde se montarían los obradores y las primeras instalaciones, en plena temporada de lluvias. El trabajo comenzaría poco después, con las primeras obras de desvío del cauce de agua, a lo largo del margen derecho.
El objetivo era aislar el lugar donde se instalaría el primer conjunto de 28 generadores, dado el caudal, de 35 mm por segundo. «No es fácil construir la primera ataguía con tal volumen de agua a semejante velocidad. Este fue el primer gran desafío que tuvimos que enfrentar.» En su opinión, la palabra clave de la obra es Ingeniería. Debido al cronograma, que determinaba el inicio de las operaciones en 2012, gran parte del trabajo se inició simultáneamente con la planificación. Los proyectos se diseñaban e implementaban en forma paralela, y los problemas aparecían concomitantemente. De modo que fue necesario reforzar el equipo de ingeniería para minimizar lo máximo posible los problemas y el impacto de la obra.
La central de Jirau es del tipo agua fluyente, sistema que no dispone de embalse y en el que la generación de energía se basa en los ciclos de crecida del río. Este modelo se aplicó también en Belo Monte y Santo Antônio y tiene la ventaja de ejercer un menor impacto ambiental, por la reducción de la superficie inundada. En el caso de Jirau, el proyecto aprovechó dos islas situadas en el centro del tramo de río donde se construiría la central. En la práctica, las islas sirvieron como bases naturales para la implantación de las casas de máquinas, una en cada margen, y más tarde se inundarán para aumentar el caudal del río durante la crecida.
El proyecto incluye dos casas de máquinas, ambas con turbinas tipo bulbo. La primera cuenta con 28 unidades generadoras acopladas a la toma de agua, ubicada en el brazo derecho del río Madeira. En la orilla izquierda, se encuentran las otras 22 unidades generadoras, en una configuración con vértice en el extremo sur de la Isla del Padre. La presa principal, planeada inicialmente para ser de escollera con núcleo de arcilla, se cambió posteriormente a escollera con núcleo de asfalto. Se ubicó sobre un eje que une el extremo sur de la Isla del Padre a la pared derecha de la Casa de Máquinas 2, en la orilla izquierda. La superficie del reservorio será variable y, al nivel máximo normal del agua, será de 302,6 km²; la superficie anegada variará de 31 a 108 km².
El proyecto de construcción aprovechó las dos islas en la construcción de las ataguías, que determinaron los dos frentes principales de trabajo. Primero, se atacó en la orilla derecha, lo que permitió el funcionamiento del aliviadero, para, al mismo tiempo, iniciar el trabajo en el margen izquierdo. El trabajo simultáneo permitió ganar tiempo en relación al cronograma de la obra, comprometido por otras dificultades.
Puntos conflictivos
Mientras uno de los primeros aspectos de la obra era la planificación de los obradores y la secuencia de los servicios a realizar, surgían puntos conflictivos con respecto a la mano de obra necesaria y la logística de transporte de la maquinaria y los materiales. Jirau queda a 120 km de Porto Velho, no se disponía de mano de obra calificada y, además, era necesario competir por la mano de obra disponible con la obra de la central hidroeléctrica de Santo Antônio. La solución más convencional y rápida, en este caso, es importar mano de obra de otras regiones del país, lo que requeriría la construcción de grandes canteros, así como una toda una infraestructura de atención en términos de alimentación, seguridad, esparcimiento, etc.
Como el modo de llegar a Jirau es por la carretera BR-364, era necesario cruzar el país para llevar todos los materiales necesarios, provenientes mayormente de las regiones sur y sudeste, hasta la obra. La maquinaria llegó por carretera, así como los materiales e insumos, tales como el acero y los encofrados industrializados. Se aprovecharon algunas máquinas de proyectos en ejecución en Manaos, que se transportaron por río hasta Porto Velho. El cliente compró en China 22 unidades generadoras, que cruzaron el Océano Atlántico, llegaron a Manaos y se llevaron por vía fluvial a Porto Velho y, desde allí, se transportaron por tierra hasta Jirau.
Dada la falta de mano de obra local, así como de alojamiento en la ciudad y los distritos cercanos, fue necesario alojar la mayor cantidad posible de trabajadores en el obrador. Por consiguiente, nació una ciudad interna en Jirau. Hoy en día, con un promedio de 15 000 trabajadores en toda la obra, Jirau ya tuvo más de 18 000 personas trabajando simultáneamente y, según Zanotti, el proceso de contratación todavía está en pie, ya que se necesita un nuevo grupo de trabajadores, tales como carpinteros armadores, metálicos, entre otros. Además de los obradores internos, se construyó un núcleo en las cercanías de la obra, que recibió el nombre de Nova Mutum, que será permanente, para alojar el personal que estará a cargo operación de la central, además de la población de las márgenes del río que se está reasentando por causa de las expropiaciones.
Vandalismo
Con trabajadores de diversos orígenes, lejos de su casa y frente a un desafío constructivo único, Jirau sufrió en 2011 huelgas que culminaron en actos de vandalismo, la destrucción del obrador y la desmovilización temporal del personal.
En ese momento, se estaba casi terminando el aliviadero. El episodio llamó la atención sobre los grandes proyectos en curso en zonas tan remotas y la demanda de elementos de seguridad. Fue necesaria una operación de guerra para retirar a las personas del obrador y, aún llevándolas a Porto Velho, no había alojamiento suficiente hasta que pudieran regresar a sus estados. En 2012, se deflagró otra huelga y el obrador revivió el clima de tensión. Hubo episodios de destrucción, aunque en proporciones menores que los de 2011. El Ing. Zanotti, de Camargo Correa, dice que la empresa siempre estuvo dispuesta a negociar con los trabajadores, pero considera inaceptables los actos de vandalismo.
«Además de afectar el cronograma del proyecto, los episodios llevaron a repensar el modelo de contratación a adoptar en el futuro, en otras obras de gran envergadura», añade. Pero, a pesar de las dificultades, la empresa constructora mantiene la fecha de puesta en funcionamiento parcial en enero del próximo año.
A pesar de que la crisis de 2011 ejerció un impacto, el desvío del cauce se llevó a cabo dentro del plazo: se lo hizo a través del aliviadero, para evitar la pérdida de un año de generación. Esto significó un aumento del esfuerzo técnico. El desvió se llevó a cabo cuando el caudal del río estaba muy bajo. Luego, durante el cierre, fue necesario represar el agua para que pasara a través del aliviadero, explica Zanotti. «Esto creó un desnivel demasiado grande durante la construcción de las esclusas y planteó riesgos operativos. Todos los riesgos se calcularon usando un modelo a escala, a cargo de la Escuela Politécnica de la Universidad de São Paulo (USP), para los ensayos de funcionamiento del sistema. Es decir, son cosas que nos llevaron hasta el límite de la ingeniería, a fin de estudiar y profundizar esos puntos, de manera consciente, con un gran equilibrio, sobre lo que se estaba desarrollando, en términos de seguridad y de medioambiente», dice.
Jirau está construida en un 65 %. A fines del año, se terminarán todas las presas de escollera con núcleo de asfalto, para la finalización del aliviadero. El objetivo es ejecutar la coronación de las presas al comienzo de la temporada de lluvias. Están en marcha la instalación de las unidades de generación y el montaje de las casas de máquinas y los conjuntos de generación, en las dos orillas. La puesta en funcionamiento de la generación está programada para el mes de enero.
Innovaciones
En lo relativo a movimiento de tierras, lo usual es construir presas de escollera. Pero la empresa constructora puso en práctica la experiencia adquirida en la central hidroeléctrica de Foz do Chapecó (estado de Santa Catarina) y construyó la presa principal con núcleo de asfalto. De este modo, se redujo la interrupción del trabajo durante la estación lluviosa, que ocurre en el caso de las presas con núcleo de arcilla. El método requiere máquinas adecuadas, y el núcleo de asfalto necesita una mezcla con composición especial. El escudo de asfalto se cubre con filtros y transiciones, tal como una presa de escollera. Pero la parte impermeable, en vez de ser un núcleo de arcilla, que es generalmente bastante grueso, es solo una membrana de asfalto. Por consiguiente, fue posible reducir la cantidad de material aplicado a la presa, que quedó más delgada, y aceleró la construcción en esta etapa.
Por otro lado, en la obra se usa hormigón refrigerado. Debido a las altas temperaturas alcanzadas por el hormigón durante al comienzo del fraguado, la colada se hace en capas de 2,5 m con áridos refrigerados y hielo en vez de agua. De esta forma, dice el Ing. Zanotti, es posible construir paredes en secciones de 2,5 m, en lugar de construir de metro en metro. En la colada del hormigón se usan cintas transportadoras.
Otro factor que ayuda a acelerar el trabajo, es el uso de encofrados de hormigón. Además de los encofrados trepadores y deslizantes, se usa un sistema de encofrado volumétrico, diseñado y suministrado por Ulma, empresa que desarrolla la solución técnica según las necesidades del proyecto. El sistema se está usando en la construcción de la tubería de succión y el envolvente de la máquina, a principios de la segunda etapa.
Además, en la construcción, se hace un mejor uso de las estructuras de metal y elementos prefabricados. Parte de la estructura principal de la casa de máquinas se construyó con estructuras metálicas, de modo que la obra fue más limpia y más rápida. El Ing. Zanotti dice que la idea es usar elementos metálicos en otras estructuras internas, así como usar losas mixtas cuando sea posible.
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