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23 de setembro de 2014
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Juventud eterna

Técnicas de Retrofit son usadas para revitalizar edificios, preservando sus aspectos arquitectónicos originales y adaptándolos a las exigencias y a los estándares actuales de comodidad, funcionalidad y sustentabilidad

Los años avanzan, las sociedades cambian y las ciudades se transforman.  Ni siempre para mejor, es verdad. Con el paso de los años, muchas de las edificaciones antiguas has dejado de acompañar las transformaciones de la ciudad y han perdido su funcionalidad. Hasta mismo aquellas cuyos proyectos arquitectónicos son representativos de una época, y que tienen  elevado valor estético. Son joyas raras que necesitan ser preservadas, pero que ya no se ajustan al modelo de vida en las ciudades modernas. ¿Quién podría imaginar, por ejemplo, que en 1920, al construir un edificio en estilo art déco, en el centro de São Paulo, sería prudente proyectar rampas y elevadores anchos, previendo una futura demanda de la sociedad por accesibilidad para personas en sillas de ruedas o con otras limitaciones de locomoción?

Visando con proporcionar la revitalización de edificios, preservando aspectos originales, según las necesidades y parámetros actuales, establecidos por el poder público, el Retrofit se consolida como fuerte tendencia. Además de importante recurso utilizado en la revitalización y recalificación de espacios urbanos degradados – como la región de Luz, en el centro antiguo de São Paulo, o aún la Zona Portuaria de Rio de Janeiro – el conjunto de técnicas empleadas en el Retrofit puede ser usado como alternativa en las regiones donde falta especio para que nuevos emprendimientos inmobiliarios sean lanzados, o  cuando los terrenos existentes tienen precios prohibitivos. Inmóviles desgastados por el uso o por el tiempo, recuperados por el proceso de retrofit, pueden llegar a una valorización de hasta un 100%.

Tendencia internacional, el retrofit empieza con aparecer en la ciudad, tras ser  utilizado en mayor escala en Rio de Janeiro, pues los edificio de allá son, generalmente más antiguos y ya llegaron a los 50 años. Para que haya la necesidad de retrofit, los edificios deben tener al menos 20 a 30 años. En São Paulo, ellos se concentran en barrios tradicionales, como Higienópolis, además de la región de Avenida Paulista, y caminan hacia barrios como Morumbi y Moema.

Cambio de vocación

El Retrofit puede permitir aún un cambio de uso de un inmóvil, según la vocación de la región donde él está ubicado. Un área antes residencial puede, con el tiempo, asumir características más comerciales. Así, el Retrofit puede ser usado para transformar un edificio comercial en residencial, o viceversa.

Fue lo que sucedió con un viejo monasterio de arquitectura neoclásica, construido alrededor de 1830 y abandonado hace cerca de 20 años, ubicado en el barrio de Tijuca, Zona Norte de Rio de Janeiro. De residencia de religiosos quiénes buscaban el aislamiento, el Convento Bom Pastor, tumbado por Instituto do Patrimônio Histórico de la Municipalidad de Rio de Janeiro, fue transformado en un residencial de alto patrón, con 37 lofts, dotados de toda comodidad y modernidad, pero sin alterar las características originales del edificio.

El Retrofit fue realizado por Construtora Calçada, en asociación con Montserrat y el emprendimiento, bautizado de Atrium – palabra latina que se refiere al patio central de las casas griegas y  romanas, también aplicado al vestíbulo y espacios cubiertos que anteceden a las iglesias – en una referencia al patio interno que es una das principales características del monasterio. Dicho espacio, con alrededor de 400 m² de área total, fue convertido en área de ocio y espacio de convivencia, con paisajismo  de Roberta Ventura.

El proyecto fue desarrollado según los conceptos de sustentabilidad: llaves con cierre automático en las áreas comunes, colecta selectiva de basura, reutilización de agua de la lluvia para limpieza de las áreas comunes, preparación para hidrómetros individuales, iluminación con sensores de presencia para áreas comunes.

Además del retrofit del viejo convento, el emprendimiento incluye la construcción de dos torres residenciales, con un total de 220 departamentos, con metrajes que varían de 85 m² a 105 m² y unidades de tres y cuatro dormitorios. Hay también una segunda área de ocio con piscina, sauna, parrilla, sala de música, salón gourmet y pista de deportes. Fueron invertidos aproximadamente R$ 4 millones en el Retrofit y en la construcción. Todas las unidades de lofts fueron vendidas en el lanzamiento.

Hotel de Lujo

El imponente edificio en estilo art déco y art nouveau, inaugurado en 1930 en la Plaza Castro Alves, corazón de Salvador, (BA),donde era ubicada la redacción del periódico A Tarde, en breve retomará sus días de gloria. Tras décadas de abandono, el edificio con sus 4,4 mil m² de área bajo techo pasa por un complexo proceso de Retrofit, para recibir el nuevo Hotel Fasano, referencia mundial en hoteles de lujo. El proyecto es privado y pertenece a la incorporación española Prima Emprendimientos Innovadores. Evaluado en R$ 40 millones, el hotel tendrá 60 habitaciones – cuatro de ellas serán master suites de 33m² - además de restaurante café en la terraza delante del hotel, bar, piscina, business center, salón de ejercicios, SPA y tienda de conveniencia. Ganará un nuevo piso sobre la cubertura actual, además de un entrepisos en la planta baja, aprovechando la doble altura y la división de los pisos del subsuelo.

Tumbada por el Patrimônio Histórico e Artístico Nacional (Iphan), la fachada del antiguo edificio será preservada y valorizada en el nuevo hotel serán mantenidos, restaurados y preservados elementos de decoración interna como detalles del techo y paredes.

Dos edificios, dos historias y un case de éxito

Dos edificios construidos en épocas diferentes, con estilos distintos, que estaban abandonados hace años, fueron unidos y recuperados, con la utilización de recursos de retrofit, para abrigar el Museu de Arte do Rio (MAR) una de las anclas culturales del programa de recalificación urbana en la Región Portuaria de Rio de Janeiro, conocido como Porto Maravilha. Los edificios en cuestión son el Palacete Dom João VI, de estilo eclético, construido en 1916, y  su vecino, en estilo modernista, construido en fines de la década de 1940.ambos ubicados en Praça Mauá. El gran reto del emprendimiento era justamente unir edificios tan diferentes, haciendo un conjunto arquitectónico singular donde, además del museo, pasó a funcionar Escola do Olhar.

El complexo se propone con crear proyectos de educación y arte involucrando profesores, educadores y alumnos de la red pública de enseñanza. El emprendimiento es resultado de la asociación entre la Municipalidad de Rio de Janeiro y la Fundación Roberto Marinho, siendo  curador general el celebrado crítico Paulo Herkenhoff. El proyecto arquitectónico es de la oficina Bernardes+Jacobsen Arquitetura, com cálculo estructural de Bruno Contarinni para la cubertura en hormigón, imitando los movimientos de las olas del mar, instalada sobre los edificios.

El emprendimiento fue iniciado en fines de 2009 e inaugurado en marzo de 2012. A principio, la idea era restaurar solamente el palacete, para transformarlo en una pinacoteca. Pero tanto la municipalidad cuanto la Fundación Roberto Marinho han percibido que el proyecto podría ser mucho más grande, agregando el edificio vecino. Según la arquitecta Claudia Continho, Coordinadora de Proyectos de la Fundación Roberto Marinho, responsable por la supervisión de las sobras y del proyecto del plexo, los edificios eran muy diferentes también desde el punto de vista estructural y con acabados distintos. “Nuestro reto era promover un diálogo entre ellos. La cubertura, que parece flotar sobre los dos edificios, asume ese rol, establece un trazo de unión entre ambos. Además, ella es un gran abrigo para todos aquellos quiénes llegan al edificio”.

Las obras han empezado en marzo de 2010 por el palacete, con preservación municipal, abandonado por más de 10 años. Deteriorado y descalificado desde el punto de vista arquitectónico, él ya mostraba las reales dimensiones del reto, en la medida que los trabajos avanzaban. El edificio fue construido con lajas  mui finas en hormigón, que necesitaran ser recuperadas y reforzadas. Había ambientes muy pequeños, subdivididos, cuyas paredes necesitarían ser demolidas para darle lugar a los ocho salones de exposiciones del museo.

Felipe Menezes, ingeniero de Concrejato, quien actuó como gerente de las obras civiles, desde la recuperación y refuerzo de las estructuras para recibimiento de la cubertura fluida, hasta los acabados finales y adecuaciones, describe lo que fue hecho para reforzar la estructura del palacete. “El edificio es todo estructurado en ladrillos. Con la demolición de parte de sus paredes internas, fue construida una escalera interna en hormigón, mucho  pesante y con estacas, que pasó con ejercer la función estructural. Dicha escalera, con su balance, soporta parte del peso de una pasarela que fue construida en la cubertura del edificio, y que lo conecta a su vecino”.

Otra intervención pesada fue necesaria para suportar la construcción de la cubertura fluida que imita el movimiento del mar. Esa cubertura tendría un efecto  de peso muy grande por arriba del palacete. Por eso, se hizo un refuerzo con estacas y estructuras metálicas que partían de la planta baja hasta la cubertura y servirán de apoyo para el peso adicional que ella representaba.

El edificio modernista también exigió cuidados especiales. “Él nos ofrecía más libertad para actuar, pero nos reservaba otras dificultades. No teníamos cualquier información técnica del edificio, no logamos verificar su documentación, ejecutamos una serie de prospecciones, para entender las dimensiones de las lajas, por ejemplo”, recuerda Claudia Coutinho.

Había toda una estructura en hormigón en buen estado, con poca degradación, exigiendo solamente reparos puntuales. No fue necesario hacer refuerzo estructural. Pero los elevadores antiguos fueron demolidos, así como las escaleras antiguas, dándole lugar a nuevas escaleras y cajas de elevadores en paredes de hormigón, que han concedido al edificio  un arriostramiento y un refuerzo suficientes para su nueva utilización.

También fue una tarea desafiadora la instalación de la pasarela metálica que interconecta los dos edificios por sus terrazas, de donde uno tiene una visión privilegiada de la Baía de Guanabara. La estructura metálica tiene aproximadamente 40 toneladas y fue producida en tres secciones, soldadas en el sitio. En Palacete Dom João VI, la pasarela es apoyada en una laja en balance que parte de las nuevas escaleras de hormigón. En Escola do Olhar, ella sale de vigas pretensadas, construidas especialmente para prenderlas.

 

 

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